domingo, 29 de noviembre de 2009

Nuevos rumbos de mi pensamiento

"Historia magistra vitae est"


Hace tiempo que no dejo constancia de mis vivencias en este pequeño diario,dados los escasos minutos libres en el paso de unos días que se desvanecen a una velocidad frenética. Y es que ya estamos acabando el año otra vez, pese a los fracasados intentos de mi voz cuando le reclama, angustiada, una tregua al tiempo.

Hace apenas unos meses me preguntaba qué iba a ser de mi vida y deseaba que pasaran los días-a mi parecer demasiado lentos- para conocer el que iba a ser mi futuro. Ahora, en cambio, quisiera que parase el tic-tac del reloj y no ver avanzar la manecilla que da cuenta del movimiento de las horas. ¿Por qué todo sucede al revés?.

Hace un año que me encontraba viviendo una de las etapas más felices de mi existencia, aunque todavía entonces no era cosciente de ello. Mi tránsito a la vida profesional puso fin a un año tan intenso como fue el que pasé en Madrid. Me esperaban unos meses muy difíciles-los más difíciles de mi vida, diría yo-pero, sin duda, muy enriquecedores a nivel de realización como ser humano. Ahora los recuerdo con nostalgia, con cariño, porque desde la distancia compruebo lo que me han aportado, fortaleciendo mi espíritu ante situaciones completamente diferentes a las vividas anteriormente y que ahora me sirven de modelo para otras.

Ahora, un año después, he pasado página y me encuentro viviendo un nuevo momento tras ese punto y aparte. Es un momento distinto, tanto por el lugar donde resido como por la gente con la que comparto la mayor parte de los días. No está siendo tan duro, supongo que porque ciertas cosas me resultan ya familiares y no suponen un comienzo tan brusco como el anterior; pero, en parte, no puedo evitar echar de menos todo lo que he tenido que dejar atrás para volver a empezar. Pero así tiene que ser, quiera o no así está siendo y esta vez estoy tratando de vivirlo sin preguntas, simplemente lo paso tratando de que sea de la mejor manera posible, para seguir y seguir creciendo como persona, porque es así como cada día la lucha-mi lucha-se va haciendo más fácil.

Fruto de esa experiencia es la nueva visión de la vida que estoy aprendiendo a marchas forzadas. Ayer allí, hoy aquí y mañana, ¿qué vendrá?-pienso-. No obtengo respuesta, sólo me queda el pensamiento de que éste es mi ahora y tengo que vivirlo sin importarme tanto qué será aquello que habrá de llegar.

Mi mente busca un asidero en que asentarse, cualquiera que, por recóndito que sea, ahuyente lo negativo de mis pensamientos. Y si hago un esfuerzo, aumento el ángulo de visión y miro un poco más profundamente, soy capaz de ver algo más allá de lo que, en un principio y ante un repaso superficial, pueden ofrecerme los sentidos. Ha sido ésta la mayor lección que he recibido en mi vida y ahora me está sirviendo para continuar adelante.Esa es la nueva dirección que estoy siguiendo para no perderme, aunque a veces me parezca ver una densa niebla cercenándome el paso. Pero, poco a poco, la veo disiparse si tengo paciencia.

Cuando me sobrevienen los recuerdos que, pasado el tiempo, considero tan sumamente especiales, me alegro de haberlos vivido y procuro convencerme de que en mi mano está la posibilidad de que un día recuerde este presente y de que me ocurra como ahora con el que ya es mi pasado, que me arrepienta de no haber sabido valorar cada momento lo suficiente en el instante en que tuvo lugar. Los comienzos son duros,es cierto; pero de uno mismo depende sobrellevarlos de la mejor manera. Así pues, en vez de mirar lo que me ocurre como algo que se me impone sin que yo pueda hacer nada por cambiarlo, trato de ser yo la que decide cómo y cómo no vivir esta nueva vida. Y lo tengo claro: cada día he de poner todas mis ganas para que en un futuro pueda alegrarme de haber vivido esta experiencia y la recuerde con tanta ilusión como miles de días que pasaron sin saber que los acabaría echando de menos.

Toda mi vida, en cada lugar que he estado, a pesar de lo malo, siempre he acabado añorándolos y al volver la vista atrás, sólo permanecen aquellos recuerdos que los convierten en lugares maravillosos. Hagamos, pues, que este nuevo momento también lo sea. He aquí mi nueva filosofía.