"Es más sabio el amor cuando amanece,
cuando ya empieza a oírse la mañana,
por el camino largo,
desierto de tu piel"
En estos días de polémica y de acontecimientos ausentes de raciocinio,al menos para la que escribe, me parece oportuno y digno de justicia rendirle un pequeño homenaje a la figura de Luis García Montero.
Nacido en Granada en 1958 y vinculado al grupo La otra sentimentalidad, corriente poética que toma el nombre de su primer libro, publicado en 1983, y de la que también forman parte Javier Egea y Álvaro Salvador; la poética del grupo queda reflejada en el libro Manifiesto albertista (1982) de García Montero y Javier Egea. Si la tendencia general de la literatura española en los últimos veinte años ha sido la individualidad estilística y temática de sus autores, García Montero y su grupo tratan de relacionarse con la tradición poética anterior. Se acogen a los postulados de Jaime Gil de Biedma y tratan de unir la estética de Antonio Machado y las posiciones de la generación del 50, sin olvidar el surrealismo ni las mejores imágenes de los poetas del barroco español o de Juan Ramón Jiménez. La característica más resaltada de Luis García Montero es el narrativismo histórico-biográfico de sus poemas que casi tienen una estructura teatral o novelística con un personaje o protagonista que cuenta o vive su historia, bien sea a través de la memoria, del recuerdo, del deseo, es decir, de la materia poética. Siempre ha optado por ser testigo de su tiempo y su poesía ha sido reflejo de sus inquietudes, de ahí que se haya convertido en uno de los máximos exponentes de la poesía de la experiencia.
Ofrezco a continuación una lista de su vasta obra poética y ensayísitica, prueba indisoluble de la la magna aportación de este autor a la literatura española.
Inquietudes bárbaras
2008
Vista cansada
2008 *
Los dueños del vacío
2006 *
Poesía (1980-2005)
2006 *
Almanaque de fabulador
2003 *
La intimidad de la serpiente
2003 *
La mudanza de Adán
2002 *
Antología poética
2002 *
Gigante y extraño. Las Rimas de Bécquer
2001 *
Antología personal
2001 *
Poemas
2001
El sexto día: historia íntima de la poesía española
2000 *
Lecciones de poesía para niños inquietos
1999
Completamente viernes
1998 *
Casi cien poemas (1980-1996)
1997
Impares, fila 13
1996
La palabra de Ícaro (estudios literarios sobre García Lorca y Alberti)
1996
Además
1994
Habitaciones separadas
1994
Quedarse sin ciudad
1994
¿Por qué no es útil la literatura?
1994
Confesiones poéticas
1993
Fotografías veladas de la lluvia
1993
En otra edad
1992
Las flores del frío
1990
Secreto de amistad
1990
Anuncios por palabras
1988
Poesía, cuartel de invierno
1988 *
Diario cómplice
1987
La norma y los estilos en la poesía de Rafael Alberti
1986
En pie de paz
1985
Seis poemas del mar (autógrafos)
1985
Égloga de dos rascacielos
1984
El teatro medieval. Polémica de una inexistencia
1984
El jardín extranjero
1983
Rimado de ciudad
1983
Tristia
1982
Y ahora ya eres dueño del Puente de Brooklyn
1980
A la luz de todas estas publicaciones, merecidos son los elogios y galardones dedicados al que fuera un día el ganador del premio Nacional de Poesía.
No quiero terminar esta presentación, sin darle las gracias a Luis García Montero por todo ese amor que profesa a la poesía, una de mis grandes aficciones, como saben los que me conocen a fondo. Conocerle y tenerle como profesor han sido una de las experiencias más importantes de mi vida, hasta el punto de que mi orientación profesional cambió radicalmente de rumbo, decidiéndome a enseñar literatura española en las aulas. Y no sé si por casualidad o no, las primeras oposiciones al cuerpo de profesores que una servidora realizó el pasado julio, estuvieron relacionadas con el tema de la lírica a partir de 1936, donde dediqué especial atención a la "Otra sentimentalidad"...pienso que ese día mostré al tribunal la fascinación que la poesía despierta en mí, aprendida sin duda gracias al mito poético que representa este hombre. Sin duda, la ilusión con la que hablé despertó a los oyentes, que me concedieron el aprobado.
Gracias, Luis, por enseñarme que la poesía está en todas partes, aunque no la veamos, es parte de la vida. Siempre serás una referencia obligada en mis clases, ocupando un lugar junto a los grandes maestros. "YA SÉ QUE NO ES ETERNA LA POESÍA, PERO SABE CAMBIAR JUNTO A NOSOTROS, APARECER VESTIDA CON VAQUEROS, APOYARSE EN EL HOMBRE QUE SE INVENTA UN AMOR Y QUE SUFRE DE AMOR CUANDO ESTÁ SOLO".
Sin más preámbulos, aquí os dejo algunos de mis poemas favoritos, esperando a que os animéis a compartir aquellos que sean de vuestra predilección.
AUNQUE TU NO LO SEPAS...
Como la luz de un sueño,
que no raya en el mundo pero existe,
así he vivido yo
iluminado esa parte de ti que no conoces,
la vida que has llevado junto a mis pensamientos...
Y aunque tú no lo sepas,
yo te he visto
cruzar la puerta sin decir que no,
pedirme un cenicero,
curiosear los libros,
responder al deseo de mis labios
con tus labios de whisky,
seguir mis pasos hasta el dormitorio.
También hemos hablado
en la cama, sin prisa, muchas tardes
esta cama de amor que no conoces,
la misma que se queda
fría cuanto te marchas.
Aunque tú no lo sepas te inventaba conmigo,
hicimos mil proyectos, paseamos
por todas las ciudades que te gustan,
recordamos canciones,
elegimos renuncias,
aprendiendo los dos a convivir
entre la realidad y el pensamiento.
Espiada a la sombra de tu horario
o en la noche de un bar por mi sorpresa.
Así he vivido yo,como la luz del sueño
que no recuerdas cuando te despiertas.
PROBLEMAS DE GEOGRAFÍA PERSONAL
Nunca sé despedirme de ti, siempre me quedo
con el frío de alguna palabra que no he dicho,
con un malentendido que temer,
ese hueco de torpe inexistencia
que a veces, gota a gota, se convierte en desesperación.
Nunca se despedirme de ti,
porque no soy el viajero que cruza por la gente,
el que va de aeropuerto en aeropuerto
o el que mira los coches, en dirección contraria,
corriendo a la ciudad en la que acabas de quedarte.
Nunca sé despedirme, porque soy
un ciego que tantea por el túnel
de tu mano y tus labios cuando dicen adiós,
un ciego que tropieza con los malentendidos
y con esas palabras que no saben pronunciar.
Extrañado de amor,
nunca puedo alejarme de todo lo que eres.
En un hueco de torpe inexistencia,
me voy de mí
camino a la nada.
EL AMOR DIFÍCIL
Quizá tú no me viste,
quizá nadie me viese tan perdido,
tan frío en esta esquina. Pero el viento
pensó que yo era piedra
y quiso con mi cuerpo deshacerse.
Si pudiera encontrarte,
quizá, si te encontrase,
yo sabría explicarme contigo.
Pero bares abiertos y cerrados,
calles de noche y día,
estaciones sin público,
barrios enteros con su gente,
luces,teléfonos, pasillos y esta esquina,
nada saben de ti.
Y cuando el viento quiere destruirse
me busca por la puerta de tu casa.
Yo le repito al viento
que si al fin te encontrase,
que si tú aparecieses,
yo sabría explicarme contigo.
CONFESIONES
Yo te estaba esperando.
Más allá del invierno, en el cincuenta y ocho,
de la letra sin pulso y el verano
de mi primera carta,por los pasillos lentos y el examen,
a través de los libros, de las tardes de fútbol,
de la flor que no quiso convertirse en almohada,
más allá del muchacho obligado a la luna,
por debajo de todo lo que amé,
yo te estaba esperando.Yo te estoy esperando.
Por detrás de las noches y las calles,
de las hojas pisadas y de las obras públicas
y de los comentarios de la gente,
por encima de todo lo que soy,
de algunos restaurantes a los que ya no vamos,
con más prisa que el tiempo que me huye,
más cerca de la luz y de la tierra,
yo te estoy esperando.Y seguiré esperando.
Como los amarillos del otoño,
todavía palabra de amor ante el silencio,
cuando la piel se apague,
cuando el amor se abrace con la muerte
y se pongan más serias nuestras fotografías,
sobre el acantilado del recuerdo,
después que mi memoria se convierta en arena,
por detrás de la última mentira,
yo seguiré esperando.
Desde aquí, este pequeño homenaje en nombre de todos los que te queremos y admiramos.
Luis, no te rindas...
Literatura y salud mental
11:13
DANI R. MOYA
Hace diez años la Universidad no estaba tan a la última en tecnología como lo está hoy y las matrículas no se podían hacer por internet. Había que guardar largas colas, primero para sacar número, y después, con ese turno, acercarse a la secretaría de la facultad para entregar la matrícula. De las asignaturas que se podían escoger había varias que, sabíamos los alumnos de primero, o te dabas prisa en entregar la matrícula o te quedabas fuera. Ningún alumno de Filología Hispánica medianamente informado quería, por ejemplo, perder la oportunidad de asistir a las clases de Juan Carlos Rodríguez, el señor del sombrero de tango que explicaba a Cervantes o a Góngora y Quevedo –al juez Torres seguro que le gustarían estas clases– con tal fascinación que nadie miraba el reloj en toda la hora y media. Pero si había una clase en la que todos queríamos estar era en la de Luis García Montero. A pesar de que era la única asignatura de toda la carrera que se impartía en los auditorios, las plazas eran limitadas. Aquel año, con otros compañeros, decidimos pasar la noche en los alrededores del Campus de Cartuja para ser los primeros en coger número para poder matricularnos en ‘Federico García Lorca y la Generación del 27’, turno de tarde. Que las apariencias engañan lo comprobé ese mismo año cuando asistí a la primera clase de otra asignatura en la que también me había matriculado atraído por su nombre: ‘Literatura española desde 1939 : dictadura, exilio y democracia’, impartida por José Antonio Fortes, del que no había oído hablar en mi vida. Fueron pocas las clases a las que asistí, pues desde el primer día tuve conciencia de que dos días por semana todo un cuatrimestre escuchando arengas a las que no había forma de encontrarles ni pies ni cabeza, podían perturbarme. En las siete u ocho clases a las que fui pude escuchar de su voz eso que en estos días sabe ya toda España, que “Lorca era un escritor en fascismo”, que Francisco Ayala colaboró con el régimen franquista y que “el del taxi”, su “consorte”, y otros escritores de éxito se habían “vendido al capitalismo”. Así un día, dos días, tres días... hasta que preferí cuidar mi salud mental y salir de allí. En estos días me he lamentado muchísimo por no haber denunciado en su momento aquello.En mi descargo, sólo me queda la excusa del estudiante temeroso que sabe que en la universidad la relación alumno-profesor no es una relación de iguales y que, ante todo, lo que importa es aprobar. También me he lamentado de que mi misma cobardía de entonces continúe hoy en las autoridades universitarias, que conocen el extravagante revisionismo que este profesor exhibe en sus clases y no hacen nada.