sábado, 4 de diciembre de 2010

"Entre todas las gentes del mundo, sólo tú serás tú"

Al cabo de los años, una se para a pensar cuánta gente ha pasado por tu vida y cuántos de todos ellos, llegaron para quedarse. Y no sólo para permanecer físicamente, sino también en la memoria. Puedes tener cerca a gente que te dé compañía en determinados momentos, pero lejos a otros que tú sientas más cerca en tu pensamiento y en tu corazón. Unos se te clavan hasta lo más hondo, y aunque no quieras, es imposible sacártelos de la cabeza. ¿Cuánta de esa gente que no tienes cerca, recuerdas al escuchar una canción de algún momento que compartiste; cuántas palabras que dejaron huella te hacen echar de menos a alguien que se fue lejos, pero que tú, con sólo imaginarlo, sientes arder todo dentro de ti?. ¿Y cuántos de los que te han hecho daño, y a los que tú también has herido de alguna manera, no desaparecen ni ante la peor de las traiciones?La respuesta es que no muchos, más bien sólo unos poquitos.

Al fin y al cabo también uno mismo decide en quién quedarse y en quién no. Pasan cientos de personas por la vida de cada uno, pero,como digo, para compartir la vida entera son pocos los elegidos, casi como las estrellas fugaces que acertamos a ver. Y, a veces, no sabemos reconocerlos cuando pasan por tu lado, sólo cuando ya no están, te das cuenta de que sí era una estrella pero que no la viste a tiempo. Entonces te quedas con el vacío de saber que estuvo delante tuya y que tú no hiciste nada. Y este es un abismo frío, que te congela las entrañas, que te deja deshabitado el corazón y las esperanzas rotas. A veces, con el tiempo, pensamos que fue mejor caer en el olvido y somos capaces de ver que fue un espejismo, que lo que nos hizo sufrir no merecía la pena, y hasta nos alegramos de haberlo superado y haber pasado página. Pero otras, como ahora, no es así, no.

Y te sientes morir porque sabes que esa persona es la que siempre esperaste y ya no se lo puedes decir, porque ciertas circustancias te lo impiden, y también el orgullo, las lágrimas que te engendraron el odio y la rabia.Pero tanto sufrimiento, con el tiempo, puede ser desterrado y renacer el cariño a partir del perdón. De cada uno depende elegir caer en el olvido o quedarse dentro de alguien y aceptar o no que, a pesar de las preguntas sin respuesta, de las palabras hirientes...no puedes prescindir de esa persona, aunque ya no sea para ti. Supongo que es así el amor, te aferras a cualquier cosa, por ínfima que sea. Es esa fuerza que te lleva, contra tu voluntad, y que hace que emerjan de ti los mejores sentimientos, dejando atrás las venganzas y los rencores. Lo que, finalmente, tiñe la vida de esperanza e ilusión.




No sé si volverán algún día los paisajes de amapolas, la emoción de los arcoiris con la urgencia de tus deseos, pero los albergo como bellos recuerdos en los que, contigo, me quedé.

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