jueves, 13 de noviembre de 2008

Entre la duda y el deseo

Llega el invierno de un año más.
Ausencia de la idea que preciso
casi un siglo de mil años navegando por una oración sin aire.

El amor se despide por un momento.
Mi mente se confunde con un sueño
ocupando todo el cielo que ven mis nubes cansadas.

Casi sólo un reflejo de lo que siento.
Y los millones de estrellas avisan que despiertan
olas en el mar de un noviembre que se desliza camino de mí.

Percibo el vacío de mi memoria.
Dos kilómetros de paciencia me aguardan
para esquivar el destino y las sombras que deja el océano sin ti.

Al filo de un silencio sin voz estoy.
La noche se estrella en una escena de melancolía
cuando la luna refleja la lenta agonía de un sol que se ahoga en mis pasos.


No queda nada después de todo.
Busco algún lugar donde poder tocar mis ilusiones
pero sólo hay ondas en el aire que me recuerdan que no sé vivir así.


Y es verdad que no sé, sólo me pregunto por qué...



VIENTO (Javier Bergia)

Cuando la noche se te venga encima
como una tonelada,
una flor, un ramo de verduras, un pasado incierto,
seguro.
Un futuro abierto, un reloj, un tiempo, soy como tú,
un poco viento.
Cuando el sol entra por tu ventana,
una campana de palomas
te traerán por los sueños del verano
entre la duda y el deseo,
y el calor de julio y el frío en la espalda,
y en la mano la arena,
viento.
Cuando te sientas como un pez perdido en el mar inmenso de nadie,
una luz titileante,
una estrella prometida,
y en la playa una ola vieja,
soñarás con ser una brisa,
viento.

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