miércoles, 5 de noviembre de 2008

Cogito; ergo sum.

¿Se han preguntado alguna vez que simbolizan los sueños? Supongo que, como yo, una y mil veces, verdad? Es curioso, pero desde hace unos días tengo el mismo sueño, aunque no sé interperetarlo muy bien ya que no veo claro lo que sucede en él. Sólo sé que aparece una persona, que todavía no sé si conozco en realidad, pero cada noche me despierto súbitamente y veo claro que es la persona que aparece noche a noche en cada uno de mis sueños, ¿será que siento su olor?, no lo sé...qué me estará queriendo decir???Cuando me despierto tengo la sensación de que algo me va a decir, pero enseguida dejo de recordar...Es algo muy raro, pero lo percibo así, es como si estuviese muy lejos de mí, pero al mismo tiempo siento que está muy cerca...quizá esté soñando ahora mismo o, muy posiblemente, volviéndome loca. En fin, esta noche tendré que estar alerta y asegurarme bien de quién entra en mis sueños para desvelarme.

Hoy he sentido unas ganas desgarradoras de escribir aquí y deshogarme, algo que está siendo el único asidero de la nueva etapa que estoy atravesando...tal y como me propuese al inaugurar este espacio, con ello trato de luchar para no naufragar en el mar de mis tristezas, ese mar que desemboca en el olvido.

Lo cierto es que me encuentro bien, que estoy satisfecha con la vida que he elegido vivir y que las nuevas experiencias me están haciendo crecer en todos los ámbitos, si bien hay cosas que no se eligen, sino que suceden sin más...y son precisamente esas cosas las que colman la botella de mis desconsuelos. ¿No les pasa que quisieran borrar ciertas heridas, ciertos momentos, ciertas caras...? El problema es cuando eso no es posible porque, al fin y al cabo, son parte de nuestros yos, de nuestros deseos frustrados. A veces quisiera salir corriendo de tales recuerdos, ahogarlos en la más absoluta indiferencia, pero sucede que soy incapaz, ciertamente incapaz...cada vez que lo intento me escindo en un ser con dos mitades, una que me empuja al vacío, a un lugar donde me atrapa el rencor, donde la sangre se me hiela y dejo de sentir; la otra parte me sobrecoge y me lanza contra la marea de mis sentimientos más ocultos, que aunque los quiera aniquilar, siguen siendo esa parte de mí que me describe y define en cierta manera. Entonces, es cuando vienen las voces, esas que dan nombre a mi conciencia, esas que me sugieren que escape, que huya, que me aleje; luego, se levantan esas otras que me piden lo contrario, que no aborte aquello que nutre mi yo más verdadero.

Todo ello llena mis días y mis noches de desconcierto, no sé cuál es el camino que debo seguir. Estoy perdida en un desierto de respuestas del que no tengo idea de cómo salir. Lo peor de todo es el castigo que me impongo a mí misma, ese que me hace preguntarme una y otra vez si acaso soy yo misma la causante de este conflicto interior que padezco...es verdad que las cosas pasan a veces como no queremos que sucedan, pero, tal vez, hubiera estado en nuestras manos el hecho de evitarlas o, al menos, el que acontecieran de otra forma...no tengo la certeza de nada en este preciso instante. En fin, siempre es tarde cuando ya han pasado. Ahora queda el seguir hacia delante hasta hallar el ansiado puerto donde arribar.
Hoy he optado por descargar este mar de dudas en este abracadabra, que, quiera o no reconocerlo, ha sido creado para no olvidar nada de lo que soy, y cuando digo nada, quiero decir "nada".

Yo no busco el olvido.

Sólo busco futuro y horizonte,

el faro que orienta al náufrago perdido.

(Isamel Serrano)

No hay comentarios: